El universo gaseoso - La atmósfera de Urano

@2017 - Manuel Jiménez del Barco

Urano es el tercer planeta en tamaño del Sistema Solar y junto a Neptuno forman los llamados gigantes helados. Su capa atmosférica es también como los gigantes gaseosos, de gases primordiales. La composición de la atmósfera de Urano es un 82,5% de hidrógeno, un 15,2% de helio, un 2,3% de metano y otros gases en menores proporciones, como hidrocarburos (procedentes de la fotolisis del metano por los rayos ultravioletas solares) entre ellos etano, acetileno, metil-acetileno y poliacetileno. Otros gases no hidrocarburos que también están presentes en ínfimas proporciones son dióxido de carbono, agua, y monóxido de carbono.

El causante del color celeste-verdoso de Urano es el metano, presente sobre todo en las capas altas. Este compuesto absorbe mayoritariamente la luz del extremo rojo del espectro visible y la infrarroja, por lo que refleja al espacio el verde y celeste.

Otra característica peculiar es que es la atmósfera más fría del Sistema Solar, con una mínima en su estratosfera de tan solo 49 K, sin embargo, en la última capa atmosférica, la termosfera, se llegan a alcanzar más de 800 K. Los procesos que causan este calentamiento son de momento desconocidos, ya que la radiación ultravioleta o la ionización por auroras no aportan calor necesario para alcanzar estas temperaturas. Con la troposfera y estratosfera tan frías, sólo las capas exteriores se presentan en estado gaseoso, así que la práctica totalidad del agua, del hidrosulfuro de amonio y del amoníaco se presentan en estado líquido.

En cuanto a su dinámica, la atmósfera de Urano, al igual de lo que pasará también con la de Neptuno, tiene rasgos diferenciales con las de los gigantes gaseosos Júpiter y Saturno. Las diferencias vienen de las características físicas de los gigantes helados, menor tamaño, mayor lejanía al Sol y mayor período de rotación (poco más de 17 h). El menor calor almacenado por su tamaño disminuye el mecanismo de calentamiento de Kelvin-Helmholtz, lo que provoca unos cilindros de Taylor-Proudmann mayores que se plasman finalmente en un menor número de bandas de circulación nubosa. Frente a las 8 de Júpiter o las 6 de Saturno, Urano solo presenta 3, una ecuatorial y otras dos en cada zona templadas de cada hemisferio, cuya máxima velocidad se alcanza aproximadamente a los 50 grados de latitud en cada hemisferio. Aun así, los vientos en Urano no son despreciables, alcanzándose los 200 m/s a esos 50 grados de latitud y de unos 100 a 50 m/s en sentido contrario en el ecuador. Los vientos son retrógrados, en contra de la rotación planetaria en el ecuador.

Las bandas en este caso apenas son distinguibles, debido a la extrema frialdad de la atmósfera de Urano que le confiere muy poca turbulencia vertical en la atmósfera y por lo tanto los compuestos se estratifican muy marcadamente y tienen colores muy uniformes por lo que se dificulta la distinción de las bandas de circulación. Eso no quita que se hayan podido observar nubes en Urano, sobre todo en periodos cortos de actividad y sobre todo en el hemisferio sur. Estos picos de actividad se pueden atribuir a la marcada inclinación del eje de rotación de Urano, ya que rota prácticamente tumbado, que con un periodo de traslación de 84 años, ilumina 42 años permanente a cada polo de Urano, lo que provoca que los polos reciban más radiación solar que las zonas ecuatoriales, lo que no causa curiosamente que tengan mayor temperatura que el ecuador.